ASOCIACIÓN MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA
BIOLÓGICA, A. C. |
Prof. Felipe
Montemayor García
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El 21 de abril de 1987, los antropólogos y en particular los antropólogos físicos mexicanos experimentamos, con gran pena, la muerte de Felipe Montemayor García, una de las figuras distinguidas de nuestro gremio. Nació el 13 de febrero de 1916 en la ciudad de Puebla, lugar entrañable donde pasó su primera infancia. Más tarde se trasladó a la ciudad de México para proseguir su educación media y superior, permaneciendo en la capital donde vivió y desarrolló su actividad profesional. Estudió la carrera de antropólogo en el entonces Departamento de Antropología de la Escuela de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, donde ingresó en 1941. Le tocó vivir los años de reorganización y consolidación institucional de este plantel educativo, pues en 1942 éste cambió de nombre y de adscripción, y desde entonces pasó a formar parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), primero con el nombre de Escuela Nacional de Antropología, el cual conservó hasta 1946, cuando adoptó la denominación con la que ahora se le conoce: Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Montemayor formó parte de una brillante generación de estudiantes de antropología, quienes tuvieron la fortuna de contar entre sus maestros a personalidades de la talla de Pablo Martínez del Río, Roberto Weitlaner, Juan Comas, Alfonso Domínguez Toledano, Ada d’Aloja, Manuel Maldonado Koerdel, entre otros (cfr. Anuario ENAH, 1941). Cabe advertir que este ambiente de excelencia académica formaba parte, a su vez, de un proyecto sociopolítico nacional que demandaba, entre otros objetivos, que las investigaciones antropofísicas estuvieran enfocadas a generar conocimientos aplicables a la atención y posible solución de los problemas seculares de la población indígena, nacional y de América en general. Lo anterior constituye, a grandes pinceladas, el marco socioambiental en el cual Montemayor desarrolló y concluyó sus estudios. Sin duda, la percepción y gran sensibilidad que tenía de estas circunstancias, aunadas a su talento y capacidad, permearon su vida profesional y dejaron profundas huellas en sus inquietudes como investigador y docente. No resulta casual que en su primer trabajo de investigación haya enfocado su interés al estudio de los efectos de la onchocercosis en Acacoyahua, Chiapas. Esta enfermedad endémica figuraba entonces entre los más severos azotes de algunos poblados remotos del estado de Chiapas. Al abordar esta temática, el joven antropólogo recogía de este modo uno de los resolutivos del Primer Congreso Indigenista Interamericano realizado en Pátzcuaro en 1940 y que él mismo justificó señalando, entre otros, el propósito de "...encontrar una fórmula para mejorar las condiciones biológicas y sociales..." de los habitantes de la región (Montemayor 1954: 13). Desarrolló este trabajo como tesis profesional, con la cual obtuvo en 1947 el título de antropólogo físico y el grado de maestro en antropología cum laude, así como la recomendación del jurado para que dicho trabajo fuera publicado. El mismo año de 1947 comenzó a laborar en el INAH, en lo que fue el Departamento de Antropología Física del Museo Nacional de Antropología. Durante sus 40 años de investigación y docencia en esta institución desempeñó varios cargos directivos, entre los que destacan: subdirector de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), de 1959 a 1964; director de la propia Escuela, de 1964 a 1968; jefe del Departamento de Investigaciones Antropológicas del INAH, de 1970 a 1972; jefe del Departamento de Recursos Humanos del INAH, de 1977 a 1982. El profesor Montemayor participó en la inquietud que tempranamente se manifestó en la comunidad de antropólogos físicos para organizar y lograr una proyección más amplia del quehacer profesional. Colaboró en la creación de la Academia Mexicana de Antropología Física en los años sesenta, cuyos trabajos iniciales reseñó en el Boletín del INAH (23: 36, 1966), y en una fase subsecuente, al constituirse la Asociación Mexicana de Antropología Biológica, fue una de las personalidades sobresalientes en el campo, socio fundador y participante activo en los primeros coloquios organizados por la Asociación, en los inicios de los años ochenta. Para quienes tuvimos la fortuna de haberlo conocido y tratado primero como nuestro maestro en los cursos de psicología social y estadística, después como funcionario y finalmente como colega, pudimos constatar sus grandes cualidades humanas y científicas. Recordamos así, en sus clases, la gran facilidad de hacer amenas las exposiciones a partir de anécdotas y vivencias personales, con las cuales solía ilustrarlas elegantemente. Esto resultaba particularmente didáctico en el caso de la estadística, donde los fríos números y los complicados teoremas probabilísticos cobraban vida ante nuestra expectación, después de que el maestro atiborraba de cifras el pizarrón. Basta hojear su libro que modestamente intituló Fórmulas de estadística para investigadores, para percatarnos de la gala que hace en el uso de un lenguaje sencillo y claro, al manejar un tema tradicionalmente árido; pero sobre todo de los abundante ejemplos de la investigación antropológica, ingeniados por él, para ilustrar complejas operaciones matemáticas y ofrecer finalmente los resultados de una prueba de hipótesis, a partir del análisis de la varianza, la significación estadística de la asociación o disociación de determinados fenómenos socioantropológicos, o bien de la distribución espacial y temporal de determinados rasgos de interés arqueológico, por sólo mencionar algunos de dichos ejemplos. Lo anterior demuestra su predilección por la estadística y su gran interés por hacer accesible este recurso metodológico a los investigadores, a quienes siempre mostró disposición para escuchar y atender, aun cuando la asesoría llevara varias sesiones de trabajo. Ello explica también su pasión por los equipos de cómputo, aunque su libro de estadística lo escribió en la época de los inicios de las computadoras personales. En este punto vale mencionar que su famosa "Güera", antigua máquina de cómputo de los años sesenta, aún se conserva en la Dirección de Antropología Física del INAH, como un grato recuerdo a la memoria del maestro. Había que escucharle sus amenas y hasta divertidas clases de psicología social, pues sin duda fue otra de las disciplinas que cultivó con ahínco y que buscó relacionar con la antropología física y la estadística, como puede constatarse en la bibliografía. Llegó a contar, en la sede del INAH en Córdoba 45, con un pequeño laboratorio denominado de Psicobiología, donde realizaba sus estudios sobre el tema. Interés que manifestó desde su formación temprana cuando abordó el campo de la antropología criminal y los problemas de selección, de que dan cuenta varias de sus primeras publicaciones y que reflejan las experiencias obtenidas en sus estancias académicas en Washington (1947-48) y París (1953-54). Múltiples son los aspectos de la vida del maestro que nos vienen a la memoria al esbozar estas remembranzas; sobresale, sin duda, su calidad humana, producto quizá de su experiencia en la vida, de la que Arturo Romano opina: "Fue un hombre de mundo, muy cultivado y de gran corazón" (Romano 1988: 605-609). El profesor Montemayor conjugó, en fin, en una personalidad multifacética su inclinación al quehacer científico con su particular sensibilidad para el arte y la literatura. Gran conocedor de la música y ejecutante experto del piano, dejó también correr la pluma con destreza y nos legó una obra que seguirá leyéndose con deleite, Pabellón Mexicano (1955), en la cual narra su vivencia en la Ciudad Luz de los años cincuenta, así como sus notas autobiográficas (Puebla... Remembranzas, México, 1987), concluidas en 1947, durante su estancia en Nueva York, y editadas después de su muerte; en estos escritos describe las experiencias de una vida intensa, disfrutada con gran sentido humano y matices bohemios. En el mismo sentido habría que mencionar el corrido que dedicó a Anselmo Marino Flores, antropólogo de su generación en la vieja ENAH y la nota antropológica en proemio a Picardía Mexicana de Alfredo Jiménez, obra muy difundida en su momento, en la que Montemayor da cuenta de su comprensión fina de las manifestaciones más sutiles de la cultura popular mexicana. Cabe mencionar, igualmente, su carácter jovial, alegre y a menudo jocoso e informal, que hacía rimar con su guayabera blanca, cuando la formalidad en el vestir exigía invariablemente traje y corbata; además, se entremezclaba fácilmente con los alumnos en los corredores y patios de la señorial casona de Moneda 16, sede de la ENAH, cuando le tocó ser su director, donde solía bromear con ellos, contar un chiste o una anécdota, que siempre tenía dispuestos para el momento. Actitud que de ningún modo le restaba personalidad ni menguaba su investidura como autoridad superior de la escuela, sino al contrario, le ganó el aprecio y la simpatía de la comunidad académica y, sobre todo, le permitió comprender la magnitud y significado social de las demandas estudiantiles. Ésta es la impresión que nos queda por la manera en que abordó el problema de la ENAH, cuando le tocó vivir los inicios del movimiento estudiantil de 1968. Nos hemos referido en estas breves notas sólo a algunos aspectos de una vida profesional y humana, la de Felipe Montemayor García, que ha dejado una impronta meritoria y de gratos recuerdos en la antropología mexicana. Una contribución que perdura y sigue cobrando aliento en el quehacer actual de nuestra comunidad académica. |
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Publicaciones en orden cronológico |
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Montemayor García, Felipe (1947). Los efectos de la onchocercosis en la población de Acacoyahua, Chiapas. Tesis de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (inédita), México. Dávalos Hurtado, Eusebio y Felipe Montemayor García (1949). Datos acerca de la antropología física del noroeste de México y significación de los mismos. "Sonora Histórico". En: El Imparcial, 21 de diciembre, Hermosillo, México. Montemayor García, Felipe y L. Limón (1950). Bibliografía sobre antropología y selección militares. BBAA, 12 (1): 205-226, México, México. Montemayor García, Felipe (1953). Una aplicación del índice de equilibrio morfológico. Memoria del Congreso Científico Mexicano, 12: 113-124, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Montemayor García, Felipe (1955). Pabellón Mexicano (La Maison du Mexique). Impresora Juan Pablos, 320 pp, México. Montemayor García, Felipe (1955). Ensayo de antropología criminal en el reclusorio de Perote, Veracruz, México. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 6: 35-58. Montemayor García, Felipe (1956). La población de Veracruz. Historia de las lenguas; culturas actuales; rasgos físicos de la población. Gobierno de Veracruz, 1950-1956, Xalapa, México. Montemayor García, Felipe (1957). Comentarios a la correlación peso-estatura. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 9: 33-44. Montemayor García, Felipe (1957). Nociones del método estadístico aplicado a la antropología. En: J. Comas, Manual de antropología física, pp 45-74, Fondo de Cultura Económica, México. Montemayor García, Felipe y A. L. González (1957). Las matrices progresivas y de Raven en el primer grado de Medicina. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 9: 45-54. Montemayor García, Felipe (1958). La antropología física y la estadística. Miscelanea Paul Rivet, 1: 174-180, México. Montemayor García, Felipe y María Teresa Jaén Esquivel (1960). Las funciones discriminantes en la investigación psico-biométrica. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 11: 219-242. Torregrosa, L., J. Nieto y Felipe Montemayor García (1960). Somatometría del recién nacido. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 11: 119-217. Montemayor García, Felipe (1961). El coeficiente de asociación de Yule. En: R. Pozas, El desarrollo de la comunidad, Manuales Universitarios, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Montemayor García, Felipe (1961). Intento de apreciación del mestizaje en algunos grupos mexicanos. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 13: 149-175. Montemayor García, Felipe (1962). La prueba de disociación de movimientos. Comunicación preliminar. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 14: 319-341. Montemayor García, Felipe (1964). Nociones de muestreo. En: R. Pozas, El desarrollo de la comunidad, 2a edición, Manuales Universitarios, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Dávalos Hurtado, Eusebio y Felipe Montemayor García (1965). Datos acerca de la antropología física del noroeste de México y significación de los mismos. "Sonora Histórico". En: E. Dávalos, Temas de antropología física, pp 185-187, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. Montemayor García, Felipe (1965). Algunos problemas generales en el muestreo estadístico. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 17: 343-352. Montemayor García, Felipe (1966). Academia Mexicana de Antropología Física. Boletín del Instituto Nacional de Antropología e Historia, 23: 36. Montemayor García, Felipe (1971). 28 años de antropología. Tesis de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Instituto Nacional de Antropología e Historia, 615 pp, México. Montemayor García, Felipe (1973). Fórmulas de estadística para investigadores. Colección científica 5, 2 volúmenes, 983 pp, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. Montemayor García, Felipe (1976). El análisis de la varianza ex-post facto. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Montemayor García, Felipe (1976). La correlación estadística múltiple. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ?: 127-139. Montemayor García, Felipe (1977). Los procesos de cambio en la antropología física. En: Los procesos de cambio en Mesoamérica y áreas circunvecinas, 1: 1-10, XV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, México. Montemayor García, Felipe (1984). Los datos antropométricos de grupos masculinos mexicanos. Estudios de Antropología Biológica, 2: 87-144, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Montemayor García, Felipe (1987). Afinación del análisis de los datos antropométricos de 35 grupos mexicanos. Estudios de Antropología Biológica, 3: 225-247, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México. |
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D.R. Asoc.Mex.Antrop.Biol., A.C. |